A través de las redes sociales podemos encontrar artes y frases que persiguen el propósito de inspirar y llamar la atención sobre diversos asuntos de la vida.  Muchos de estos van cargado de conceptos religiosos que nos obligan como creyentes responsables analizar y discernir su contenido.  Recientemente alguien de muy buena intención me envió el arte adjunto a este artículo.  No obstante,  al considerar su escrito me llamó la atención las premisas que se desprenden del mismo y decidí como parte de mis estudios semanales analizar las mismas y ver hacia donde realmente apuntan los principios de “fe” que se pretenden expresar. 


Frases como estas abundan en el vocabulario de muchos creyentes hoy día.  Pastores, líderes y laicos usan indiscriminadamente este fraseo sin conocer sus trasfondos teológicos, más aún, son utilizados creyendo que son verdades escriturales.  Este vocabulario perteneciente a movimientos neopentcostales se presentan muy bonitas, inspiradoras, atractivas y causan una expectativa de que “algo” sucederá, aunque ese “algo”, lo cual es un término muy abierto,  jamás lo puedan explicar.  Sólo en un ejercicio básico de análisis bíblico podemos encontrar que muchas de estas carecen de  una explicación bíblica coherente y que lo que puede provocar es más frustración que esperanza. 

Creo que es apropiado mencionar que la Biblia sigue siendo clara en relación al propósito de Dios para la humanidad (Hch 2:38) y que la misma contiene todo lo suficiente para que el hombre de Dios este enteramente preparado. (2tim3:16).  Es por esto, que toda “revelación”, pensamiento o postulado de corte extrabiblico(fuera de la escritura) debe ser estrictamente filtrado para evitar malas concepciones e interpretaciones erróneas del actuar de Dios.

Hagamos un poco de gramática, si analizamos la frase que da origen a esta opinión veremos que es una compuesta por varias partes. La primera sería, “Dios a menudo usa nuestro profundo dolor” y utiliza la símil “como” para unir la segunda, “plataforma para lanzarnos a su propósito”.  Antes de un análisis más detallado de estas partes es necesario aclarar que para que una premisa sea cierta, todas sus partes lo deben ser.  Si en algún momento una de estas partes es falsa, entonces toda lo será.  En esta frase, todas las partes están subordinadas, lo cual nos lleva a pensar que para que se haga real, en todo momento deben ser ciertas.

Ahora si desglosamos un poco está frase se verá de la siguiente manera:

1.       Dolor=Plataforma - Se utiliza la símil “como” para comparar el dolor con plataforma, en otras palabras, el dolor será el punto de apoyo para lo que comunica la segunda parte de la premisa.   Claro está,  ni por inferencia, proximidad o idea la Palabra expresa algo así.
2.       La preposición “para”, se utiliza con un sentido semántico de propósito, el dolor será la razón que Dios utilizará “para” hacer algo.  Y, ¿si no hay dolor?, ¿Dios hará algo?, ¿Es necesario el dolor para llevarnos a algo mejor?, ¿Cuál es la verdadera razón del obrar de Dios en el hombre?  Definitivamente esto cae en zonas oscuras y de grandes cuestionamientos que crean confusión.
3.       El término “a menudo” implica que no siempre nuestro “profundo dolor” será visto por Dios para “lanzarnos a algo mejor”.  Definitivamente, un trastoque bíblico.  Cristo nunca expresó la necesidad del dolor humano para accionar algo.

Viendo lo anterior,  se percatará que todas las premisas son falsas e inducen a un error de perspectiva de Dios y su obrar misericorde hacia el ser humano.   Hagamos otro ejercicio, aunque se oye muy inspirador, que tal si tomamos la premisa y la refraseamos de manera negativa para comprobar cómo se oye, te garantizo que cambiarás de opinión.  Por ejemplo: “Si Dios no usa mi más profundo dolor como plataforma, no seré lanzado a su propósito”.   Sé que de entrada rápidamente dirás  ¡eso no es cierto!, y claro está, no lo es.

Ahora, si observas bien en la frase encontrarás una válvula de escape por si acaso no se da el resultado esperado y es el término “a menudo”, ósea que no es siempre.  Lo cual nos deja en la gran incertidumbre de cómo o cuándo Dios obrará en los asuntos difíciles de mi vida.  Ciertamente, este concepto carece de una claridad bíblica, muestra a un Dios arbitrario o caprichoso que usa nuestro dolor en condiciones específicas lo cual no es correcto.   Lo peligroso de este concepto es que atenta directamente con los postulados de un Dios de misericordia, que se duele con el necesitado no importando el tipo de condición que pueda tener.  Dios es misericordioso TODO el tiempo, y que no se tenga la más mínima duda. Pretender creer que “a menudo Dios”,  es falsear su permanente providencia divina y disponibilidad para aquel que con corazón sincero se acerca a él y lo escuche.   

Por último, la segunda premisa me lleva a una pregunta, ¿qué plataforma?, ¡mi dolor!   Muchos de los mártires o primeros cristianos de la iglesia no les hubiera gustado escuchar esa frase, ya que su inmenso dolor sólo los condujo a la muerte. No sé qué piensas, pero me pregunto, ¿Dios necesita mi profundo dolor para cumplir su propósito en mí?  O,  ya ese propósito está debidamente definido en la escritura.  La segunda pregunta que podríamos plantear y que nadie al día de hoy fuera de aquellos que apoyan la  visión de la prosperidad que erradamente me han sabido explicar es ¿qué o cual propósito?  Si Dios tiene que lanzarme a su propósito, ¿es que estoy fuera del mismo?, o ¿es el propósito dentro del propósito?, ¿Que paso al convertirme, no entre en su propósito? ¡Horrible verdad!  Solamente existe un propósito bíblicamente hablando y es que el hombre conozca a Cristo para el perdón de sus pecados, que la palabra lo eduque para que esté enteramente preparado y que ame a su prójimo como a sí mismo.  Lo demás son puros adornos a la fe.

Además, el término “lanzarnos a su propósito” ¿se podría explicar teológicamente?   Es menester saber que Dios ha capacitado al ser humano con sabiduría e inteligencia para el análisis.  Este análisis lo lleva a evaluar eventos y sacarle el mejor provecho a las circunstancias, en otras palabras, aprender de la situación.  Ese aprendizaje, se llama madurez.   Dios puso en el hombre y la mujer el uso de la razón para su provecho, y aunque no necesariamente es “lanzarte”, si te capacita a través de la Escritura para superar los problemas y aprender de ellos.


Sentar una falsa expectativa es engañar a la gente que con corazón sencillo reciben estas palabras, pero que no tienen las capacidades para un apropiado discernimiento.  Qué tal si le decimos que en su profundo dolor Dios y nosotros como comunidad de fe estaremos con ellos, que aunque no es el propósito de Dios el dolor que pasan, la circunstancia es una para aprender y madurar como individuo o creyente y que a su vez  la misma resulte en beneficio físico y espiritual para él y testimonio de esperanza para los que los rodean.  Creo que se escuchará más bonito, pero sobre todo,  más solidario y bíblico.

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