El tema de la iglesia y cultura ha cautivado las mentes de grandes
filósofos, sociólogos y teólogos a través de los tiempos y las
generaciones. Si consultamos la historia de la iglesia
cristiana o las Sagradas Escrituras veremos como los preceptos religiosos jugaban
un papel predominante en la vida de la sociedad, más aún, se partía de la premisa que estos moldeaban
el comportamiento de los individuos y en el caso de los profetas bíblicos, el castigo divino surgía por la falta de cumplimiento
de las leyes dadas por Dios. Podríamos
entender, que los precursores de la cristiandad tenían claro la interacción que
debía existir entre el pensamiento religioso y la sociedad que los
rodeaba.
Desde la antigüedad los padres de la iglesia desarrollaron
doctrinas basadas en los conceptos de moral, espiritualidad y el desarrollo
humano en eventual relación con Dios. Estos
conceptos le añadieron riqueza a la aplicación de la teología, con y hacia el
contexto cultural. No obstante, a partir de la edad media comienza lo que se
conocerá como los estados laicos. Se
desarrolla una separación de la iglesia con el estado y consecuentemente la
influencia de ésta en la sociedad. Ya no
será estrictamente la iglesia la que sentará la pauta de lo que la sociedad
debe hacer, sino que es el estado y su sistema legal que regirá el
comportamiento social. En la actualidad
y en ciertos países existe la filosofía de separación de iglesia y estado como
ejemplo de la herencia de lo antes expuesto.
(Consulte Historia de la Iglesia Medieval)(1)
El desarrollo del laicado provocó situaciones tensas entre la
iglesia y el estado, al punto que la iglesia condenaba la forma en que los
estados llevaban a sus gobiernos lejos de Dios.
En otras palabras, se comenzó a demonizar lo gubernamental y por
consiguiente todo lo que ésta le diera forma y entre ella, la cultura.
Este acto llevo a la iglesia a separarse paulatinamente de su entorno y
en los tiempos modernos prácticamente lo había abandonado. Se había llegado a
un punto de enclaustramiento de la Fe, sólo las denominaciones y sus
componentes eran los salvados o merecedores de la gracia divina, todo lo ajeno
a esto era, “mundo” o pecado y no se podía “mezclar” con ello.
El componente eclesiástico debe comprender que la cultura siempre
existirá. Porque cuando consideramos este término debemos entender que es el
conjunto total de las prácticas humanas, de modo que incluye las prácticas:
económicas, políticas, científicas, jurídicas, religiosas, discursivas,
comunicativas, sociales, en general. Siempre que haya grupos de personas que
interactúan en un ambiente común se dará este fenómeno. Además,
la Iglesia no puede, ni debe, estar lejos o ser ajena al entorno cultural en
que vive, porque la misma está diseñada para ministrar en ella (Fil 2:15). Sin embargo,
el concepto cultura estaba previamente diseñado en el corazón de Dios,
por ejemplo:
·
La Trinidad – la función de
esta se hace en comunidad, Padre Hijo y Espíritu Santo actúan en perfecta
coordinación y función en beneficio de la humanidad.
- La
Creación
- Cultura
es lo que Dios quiere hacer a través de nosotros – Génesis 1:28
- Dios
ordenó al hombre hacer cultura, a construir sociedad. (Fructificad y
multiplicaos…)
- Comisionó
al hombre a reinar y regir sobre lo creado.
- Lo creado se subordinará al hombre, pero el hombre deberá
cuidar lo creado para garantizar su existencia. (ver Teología Bioética)
- Esto le permite desarrollar estructuras jerárquicas,
esquemas sociales y modos de actuar que redundarán en un comportamiento
social comunitario.
- La
Iglesia – comunidad de creyentes en Cristo, que desarrollará una serie de
características particulares, modos de creencia y actitudes corporativas
que darán una distinción entre la humanidad.
Es inherente en la vida de los
individuos vivir en sociedad y desarrollar cultura. En ocasiones la iglesia cae en el modo de sólo
salvar y predicar, pero ésta tiene el deber de observar los tiempos en los que
le toca vivir y comprender que tiene a su haber dos funciones para con ella: (a) llevar a la humanidad hacia Dios (misión
salvadora); (b) mejorar el mundo en que vivimos (teología moral, ética, vida
práctica, etc.). Para comprender las
sociedades debemos entender su forma de pensar y los tiempos. Por ejemplo, hemos escuchado adjetivos
calificativos de los tiempos como: edad antigua, media, renacimiento, etc. Cada uno de los tiempos mencionados expresó
su forma de pensar, algunos se distinguieron por su entorno político, social,
ciencias y religioso.
En nuestra época
escuchamos el término modernidad. Muchos
creen que la modernidad es un enorme privilegio, ya que nos trae comodidades,
tecnología y facilidades que permiten al hombre y en especial en países
desarrollados vivir “bien”, bajo los
parámetros que estos le tienen a esta clasificación. (Es evidente que para estos países su riqueza ha dependido de la miseria
de otros, la esclavitud, el maltrato y el poco de desarrollo social y humano y
la pérdida de visión internacional. Ver
estadísticas de la ONU). No
obstante, es claro que cada época trae
sus herejías y modalidades que nos alejan de Dios. En la siguiente tabla veremos las formas de
pensar de acuerdo a su época:
Pre modernidad Modernidad Reverso Postmodernidad (2)
(EDAD MEDIA) (Siglo XIX, 1950aprox) (1960 – 1980) (1980
– presente)
Dios Hombre Pobre-mujer Naturaleza
Fe Razón Acción Emoción
Ley-obediencia Libertad Liberación Interconexión
Dependencia Autonomía Anti-dependiente Interdependiente
Biblia Filosofía Sociología Psicología
Tratados Ensayos Manifiestos Narrativa
Trascendencia Inmanencia Inminencia Transparencia
Agustín-Tomás Kant Marx Nietzsche
Feudalismo Capitalismo Dictaduras-Populismo Neoliberalismo
Religión Ateísmo Utopismo Misticismo
Tradición Ruptura Historia Instante
Estos pensamientos y modalidades
van dando forma a las sociedades por siglos y sus cambios han ido apartándola
de Dios. EL famoso teólogo alemán y reformador
protestante Jurgen Moltman decía: “Toda
la comunidad humana responde a su entorno y la refleja, la iglesia no es la
excepción”. Tomando el comentario de Moltman con base,
tenemos que concluir que la iglesia debe responder al entorno que la rodea de
manera sabia, enfocada y sin la pérdida de su clara perspectiva y misión.
Este pensamiento lo catalizó la
Iglesia Católica en su Concilio Vaticano II, mejor conocido como el concilio
que modernizó la iglesia, en el cual el Papa Juan XXIII expuso lo que a su entender
era la definición dada por Cristo en Lucas 12:24-26;
“Haciendo nuestra la
recomendación de Jesús de saber distinguir los signos de los tiempos, creemos
descubrir, en medio de tantas tinieblas, numerosas señales que nos infunden
esperanza sobre el destino de la Iglesia y de la humanidad». Gaudium et spes
(nn. 4, 11, 44)
Es imperativo
entender que la iglesia cristiana en general tiene que conocer las señales para
ser efectivos en la generación que le ha tocado vivir. No podemos por ninguna
razón obviar los significados de las cosas que nos rodean que le restan vida y
salud a la expansión del evangelio. Se
asombraría de conocer términos modernos que son contrarios a la fe cristiana y
que hemos acuñado con mucha naturalidad, veamos algunos:
- Modernidad – considerado por muchos teólogos como herejía colectiva. Este lleva al hombre al individualismo, la ausencia de fe y creencia en Dios. Todo es medible y comprobable, lo de Dios viene a ser secundario, énfasis en la libertad humana y derechos. (Neoliberalismo)
- Capitalismo – es la filosofía basada en el lucro y la ganancia de capital. Es el ejercicio de la competencia de mercados en el cual el estado interviene muy poco (Laissez faire, su término en francés). No obstante, es propicio para la avaricia, egoísmo, acepción de personas y enriquecimiento desmedido. Pierde el balance de las riquezas y por lo general es opresor. Cristo jamás hubiera usado el lucro o la propaganda como elementos en su ministerio. Más aún, todos recibiremos la misma recompensa, el mismo Dios, el mismo Espíritu y para Dios todos somos iguales. Pensamiento que nuestra sociedad en general no tiene.
- Democracia – el gobierno en que la mayoría manda (pueblo). Sistema que permite la selección de sus gobernantes por el voto del individuo. El problema con la democracia es uno sólo “el pueblo es el que manda”, Dios es sólo una opción.
- Globalización- es el término que se aplica a la interacción de los comercios del mundo. Esta ha sido influenciada altamente por las tecnologías y las comunicaciones. Sugiere un mundo avanzado y cooperativo, uno fácil y accesible en la adquisición de bienes y riquezas. Ahora, lo que no se dice de este es que en realidad convierte al mundo en una gran aldea, en donde los países ricos serán los que dominen el escenario, relegando casi al olvido a países pobres y menos desarrollados. Una mentalidad occidental y capitalista jamás verá o entenderá esto. La globalización es un mal que margina y empobrece a otros.
Quizás para un creyente occidental
y de países democráticos o capitalistas esto podrá ser un escándalo, ya que, la propaganda, que quizás tiene sus razones válidas por así
decirlo, siempre ha sido en contra del comunismo, socialismo, dictaduras o
cualquier tipo de gobierno totalitario. Pero sólo analice con calma y piénselo, porque
tampoco podrá descartar que las formas occidentales de gobierno y cultura representen
el sentir y la visión de Dios para estos tiempos. Debemos recordar que los momentos de mayor
impulso y entrega de la iglesia fueron durante las grandes persecuciones, muchos
de los que allí murieron sentían que era digno morir por el evangelio (vea
libro de Hechos e Historia de la iglesia), pero es claro, muchos prefieren no
considerar esto por su comodidad de vida. No obstante, la iglesia le será difícil servir
bien a Dios desde una perspectiva de comodidad.
Sin embargo, Cristo expresó su postura en relación a los modos de los
tiempos en Marcos 4:19 dice: “Mas los
cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en
las otras cosas, entrando, ahogan la palabra, y se hace infructuosa”.
Es por esto y para finalizar que
es necesario discutir unos conceptos que la iglesia debe conocer y evitar caer
en los mismos, ya que, se entremezclan con la doctrina, son de fácil
asimilación debido a que son de dominio público y son contrarios a las
Escrituras:
(a) Pluralismo – tiene que ver en que
todas las ideas tienen igual de importancia, esto incluye filosofías, conductas,
pensamientos, etc. Todo aquello que sea a un extremo es motivo de crítica,
burla o persecución. El cristiano fomenta el pluralismo cuando mantiene en secreto
sus creencias y convicciones. Cristo viene a ser una alternativa más y no la
alternativa. El cristianismo ya no es una doctrina verídica, sino una filosofía
más al nivel del islam, budismo, etc.
(b) Secularismo - El secularismo es la visión de la vida que
reduce todos los valores y significados a los confines de este mundo. Este se
caracteriza simultáneamente por la pérdida de un vocabulario referente a lo
sobrenatural y por la pérdida de la tradición. Además, el securlarismo se
expresa cuando las palabras sagradas, las enseñanzas, los textos, símbolos y
rituales se pierden. También se caracteriza por un relativismo que sostiene que
la verdad no existe en sí misma; existen únicamente afirmaciones históricamente
condicionadas que funcionan en sitios y maneras influidas por el tiempo. Hay
una sensación entre algunos de que el secularismo conduce a una pérdida de
trascendencia, al tiempo que supone una integración de psicología y
espiritualidad. La espiritualidad
postmoderna contempla lo espiritual como algo unido al mismo cuerpo humano, a
la naturaleza y a la sociedad.
(c) Psicología Positiva- trata de
descubrir el potencial que el hombre tiene para la gratificación personal. Esta
se encuentra en la mayoría del pensamiento cristiano de hoy. Se enfatiza más en
lo que el hombre puede alcanzar por los méritos que tiene, que por los que Dios
ha puesto en él. Esto se ve mucho en los movimientos de Word-Faith, prosperidad,
apostolados modernos, religiones trascendentales orientales, etc.
(d) Consumismo – tiene que ver con
nuestra filosofía de consumo. La misma está basada en la codicia (el querer
tener todo lo que se ve), es contraria a
la mayordomía y al buen uso de los recurso que Dios da. Esta actitud está bien arraigada en la
iglesia de países capitalistas. Quizás no en la modalidad del consumo, aunque
sabemos la cantidad de creyentes que están demasiado comprometidos
económicamente, sino en la manera en que el cristiano de hoy se comporta. El
mercadeo, la publicidad te impone la norma de escoger productos que sean de tu
agrado, esta misma actitud ha llegado de manera sorpresiva a la iglesia ya que
el “cristiano” de hoy tiende a escoger la iglesia a la que va a asistir, el
ministerio que quiere respaldar simplemente por selección humana, descartando
la revelación y la dirección del Espíritu Santo en él. Este comportamiento se basa en el poder para
actuar por los recursos tenidos,
descartando a Dios y su elemento revelador.
En este caótico escenario nos toca
ministrar, la iglesia debe responder a estos términos, debe mirar los signos
que rodean sus tiempos y moverse estratégicamente entre ellos. Esa comprensión debe ser rápida, no se debe
perder el tiempo en asuntos que realmente no responden a la urgencia del hombre
que aunque no lo sabe, necesita a Dios.
La Iglesia no debe perder su identidad a pesar de los cambios que la
sociedad y la cultura trae. Si esto
sucede pagará un gran precio y sufrirá grandes pérdidas.
(1) Comby, Jean (1993). Para leer historia de la Iglesia, de los orígenes al siglo XV. Editorial Verbo Divino. Navarra, p.161-180
(2) Tabla suministrada por Fr. Ángel Darío Carrero OFM, teólogo residente del CEDOC, Universidad Central de Bayamón. Poeta y Escritor Puertorriqueño.
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