Desde tiempos del Nuevo Testamento (NT) y basado en la evidencia bíblica que nos brinda el libro de Hechos en el capítulo 11 hasta el 15,  ha existido la tendencia de incluir en la Cristiandad concepto distintivos del Judaísmo Hebreo.   En estos capítulos y a través de todo el NT se aprecia claramente el gran debate que generó la llegada de gentiles a la iglesia naciente. Estos debates son expuestos en innumerables citas bíblicas en donde los apóstoles y en especial Pablo mantuvieron arduamente la lucha por evitar cargar a los gentiles con costumbres y modalidades culturales típicas del judío y no necesariamente de la cristiandad que florecía en ese momento. 


Durante el último siglo y medio han surgido movimientos con la intención de “rescatar” las prácticas típicas del judaísmo tradicional e incorporarlas en la cristiandad.  Una de las últimas herejías que han surgido es el neo-judaísmo mesiánico.  A diferencia de los judíos mesiánicos, lo cuales son judíos de nacimiento que han creído en Jesús  pero que mantienen su practicas judías sin afectar las doctrinas esenciales de la cristiandad, los neo-judíos mesiánicos, que son personas no nacidas judías, las cuales procuran que los cristianos practiquen como parte de su liturgia ritos, costumbres y doctrinas típicas del judaísmo,  en otras palabras, se trata de “prosélitar” al cristiano.  Existe una variedad enorme de estas congregaciones, algunas independientes, de corte pentecostal o carismático, como también podemos encontrar ciertos rasgos de estas prácticas infiltradas en iglesias de concilios evangélicos.

El gran problema de las prácticas que surgen hoy día es que los propios cristianos no tienen los argumentos necesarios para refutar coherentemente y teológicamente estas modalidades.  La falta de una teología concreta, el relativismo religioso, misticismos, la música carente de profundidad teológica, predicadores y maestros que no tienen un fundamento adecuado de la fe y los predicadores que por medios masivos se exponen sin sustancia bíblica,  son parte del gran problema que ha llevado a nuestra cristiandad a ser liviana y frágil en su apologética.   Lo lamentable del asunto es que muchas de estas prácticas las vimos venir y no hicimos nada al respecto.  Llegaron las danzas hebreas con su colorido y distintivo vestuario, pandero y más, después, los símbolos judíos (estrella de David, el candelabro, etc.), el uso del “shofar” en  la adoración y celebración del culto, además que en algunos casos,  se quitó la cruz de los altares para sustituirlo por el “menorah” y  otras indumentarias judías.  Estas prácticas se adoptaron utilizando pretextos que no podrían ser sostenidos en un estudio serio de la teología cristiana.  Además,  se practican ignorando la gran riqueza que posee la cristiandad para cumplir con una adoración completa y de sustancia teológica.

La pregunta que deberíamos hacernos es la siguiente; ¿Por qué de estas prácticas en la Cristiandad Occidental?, ¿Qué argumentos existen para sostenerlos?, ¿Existe conexión entre la cristiandad neo-testamentaria y el judaísmo?, ¿Cuál es el pueblo de Dios?,  son muchos los elementos que son sustentable bíblicamente para rechazar cualquier intento de judaizar la cristiandad.  Más aún, la misma historia de la Iglesia nos muestra ejemplos en donde esto fue criticado y refutado. (Ver Historia de la Iglesia)

Primeramente, el apóstol Pablo en Efesios 2:11-22 expone claramente que los gentiles éramos extranjeros y lejos de las promesas de Dios.  Ahora, una vez venido Cristo esa “muralla” que  nos separaba fue derribada, y que de ambos pueblos Dios hizo uno solo, edificado en el fundamento de los Profetas y Apóstoles siendo la piedra angular Cristo mismo.  Como vemos, según el Apóstol Pablo no existen dos pueblos, sino solo uno cuyo fundamento es Cristo, la Iglesia (La Israel Espiritual).    En Gálatas 3: 27-29 el mismo Pablo dice Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.”  Es claro para Pablo y para la Iglesia que lo sucedió,  que la doctrina era basada en Cristo, y que no eran dos iglesias.  Además, no podía existir otro criterio de adoración, si Cristo era el fundamento,  lo demás era cosa del pasado.  No obstante, la lucha de Pablo por erradicar el acecho del judaísmo en la cristiandad era muy evidente en casi todos sus escritos, más aún, se atrevió a regañar a Pedro por actitudes como esa.  La Iglesia Cristiana no tiene por qué sostener o practicar costumbres de los judíos o del judaísmo para ser salvado, solo la Fe en Jesucristo era suficiente para los apóstoles y lo ha sido para la toda la Cristiandad hasta el día de hoy. Este intento de judaizar la Cristiandad a través de danzas, indumentaria e instrumentos judíos llevando a creyentes a prácticas meramente de la cultura judía,  es contrario a la escritura y la tradición de la Fe cristiana. 

Muchas iglesias de corte protestante carismático han adoptado estas prácticas sin la más exhaustiva investigación.   Son víctimas de una apreciación judeo-histórica-cultural que del judaísmo en sí.  Han hecho parte de ellos prácticas culturales que no tiene nada que ver con la cristiandad y ni siquiera son símbolos de esta.  La estrella de David, el candelabro, el arca y otros, no son símbolos de la Cristiandad. Con sólo una búsqueda simple en el internet nos daríamos cuenta de la diferencia entre ambas religiones.   No obstante,  es meritorio señalar que ninguno de estos símbolos judíos le añade más espiritualidad a una iglesia o al servicio religioso, es una percepción equivocada creer que estos aportan un ambiente más espiritual por el solo hecho de ser judíos.  Lo que da vida a la Iglesia es la Fe en Jesucristo y la obra del Espíritu Santo en ella.  Sé que estamos de acuerdo que esto sería suficiente, entonces, ¿Por qué lo otro?

La peligrosidad de esta práctica radica en llevar a los cristianos a un legalismo basado en la cultura judía, ya que se tiende a sacramentar u otorgarles un nivel de santidad a elementos del judaísmo que en sí mismo no tiene valor ni significado para un cristiano.   Además, que apelan en su mayoría a elementos y citas del Viejo Testamento para justificar su práctica.  Evidentemente dirán que omitimos el Antiguo Testamento, pero en realidad no es así, sigue siendo palabra inspirada y apunta a Cristo.   El error básico de estas prácticas es que se toman aisladamente porciones del AT para hacer doctrina en la iglesia del NT, algo realmente imposible de mezclar.  La manera correcta de aplicar e interpretar el AT es filtrando sus enseñanza a la luz del NT, ya que es en este que encontramos la voluntad y forma que Cristo quería para la iglesia.

Lo interesante de estas prácticas de los últimos tiempos es, que no han sido parte de la cristiandad por más de dos siglos, lo que indica que en la tradición de la iglesia esto no ha sido ni siquiera un elemento a considerar en el desarrollo de la fe.  Los grandes pensadores de la cristiandad y los formadores de nuestra actual teología entendían claramente lo que era la cristiandad basada en Cristo.  No se encuentra ni un solo datos en que estos teólogos y formadores de nuestra fe insinuaran o apelaran a estas prácticas.  Por otro lado, los que sostienen esta práctica pretenden que se entienda como una nueva revelación para la iglesia. Pretenden también, la restauración de las fiestas (Yom Kipur, Rosh Hashana, Hannukah, etc) que los judíos establecieron para conmemorar eventos de su historia o de adoración a Dios.  Todas estas fiestas y días celebrados por los israelitas en el Viejo Testamento, o fueron específicamente para la nación de Israel o fueron sombra de lo que habría de venir con Cristo. Si ya Cristo vino y cumplió lo que estaba escrito sobre él, y nos ha dejado un mejor pacto establecido sobre mejores promesas, ¿para qué vivir bajo los viejos rudimentos del pacto de la ley?  En otros casos,  le atribuyen un valor profético-escatológico que realmente no tienen.  

Es evidente que muchas congregaciones han adoptado estas prácticas y las han convertido en ministerios locales.  Aunque no expliquen su valor teológico, estas iglesias le sacan el beneficio de la participación congregacional.  En algunos casos, pastores utilizan estos llamados “ministerios” para mantener una participación activa de su juventud y feligreses, además, que ubica a la iglesia como una de vanguardia.  Fuera de esto no tiene nada más, ya que como se explicó anteriormente no tiene ningún valor conceptual teológico en un culto cristiano.

Son simples las preguntas que podríamos formular sobre estas prácticas, ya hemos mencionado algunas,  pero podríamos añadir las siguientes
  •            ¿Cómo llegó esto al culto cristiano, si la evidencia neo-testamentaria no lo sostiene?
  •       ¿Por qué en casi dos siglos de cristiandad es ahora que se ve?,
  •      ¿Estuvo oculta esta revelación a la iglesia por tanto tiempo que ni los teólogos que le dieron forma a nuestra fe se dieron cuenta?  
  •       Si no tiene sentido teológico, ¿Por qué se sigue practicando?, ¿para qué?
Como mencione anteriormente, el cristianismo no tiene nada que ver con el Judaísmo.  La práctica de estos elementos, ya sea por malas interpretaciones o modelos modernistas de entretenimiento son contrarias a la doctrina basada en Cristo.  Su continua practica no aportará nada a su profundidad teológica, solo mantendrá ocupados a un sector de la iglesia en un ministerio que está lejos de su verdadero sentido.


Algunos apuntes tomados de:
http://www.biblicaemanuel.com/Los%20Judaizantes%20del%20Siglo%20XXI.htm 

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