Al considerar un
tema como este, son varios los aspectos y perspectivas que deben ser analizadas
para poder llegar a una conclusión veraz y contundente. En la actualidad, se pueden escuchar ministros
y personas usar frases como “Dios me
dijo”, “Dios dice”, “Dios me reveló” y otras más de forma habitual en sus
predicaciones, creando gran fascinación y aceptación mayormente entre el pueblo
protestante de formas carismáticas o pentecostalistas. Sin embargo, para poder llegar a una
comprensión si Dios habla hoy de forma audible, habría que preguntarse ¿en qué
contexto lo hace? No se puede refutar
que Dios tenga la capacidad de hacerlo, negarlo sería ignorar su poder y
autoridad, lo cual no es la idea del artículo,
sino es tener la certeza de que todavía es necesario para Dios y su iglesia una
comunicación de tal magnitud.
Recientemente
escuche una pastora decir que mientras preparaba su sermón Dios le habló y le dijo que no predicara del tema que estaba
considerando, acto seguido cuenta ella, que le cuestiona a Dios “si estaba
loco”, porque llevaba mucho tiempo preparando el sermón, posteriormente vuelve y menciona que Dios le había hablado por
segunda vez y le dijo que no, al fin, dice la pastora, que tuvo que obedecer lo
que Dios le decía, intentando posiblemente con esto justificar la temática que
llevaba ese día. Formas como estas y muchas más son comunes en
altares y foros televisivos hoy en día. Lo
sorprendente es que se exponen con tanta libertad, que amerita una reflexión el
ver cómo los llamados creyentes quedan hipnotizados ante este fenómeno. .
Sin embargo, estos
estilos no son nuevos, debido a que han sido una herramienta de control utilizada
a través de la historia de la humanidad. Fueron muchos los emperadores y religiosos que
apelaron a esto para perpetuarse en el poder y controlar a los que los rodeaban. No obstante, la pregunta que viene a la mesa
es: ¿qué lo causa? Se puede decir que la
causa principal de la proliferación y aceptación de este comportamiento exhibido
por parte de algunos predicadores y feligreses es la carencia de conceptos
teológicos fuertes. Si se conociera a
plenitud la verdad bíblica neo testamentaria, la cual nos muestra que esto no fue un modelo
seguido por Cristo y los apóstoles, como tampoco incitado, comisionado o parte
de la práctica de la Iglesia, esto hubiera desaparecido hace mucho tiempo. No obstante, el
problema que confrontamos es que muchos de los llamados evangelistas, pastores o
predicadores modernos han hecho de esta premisa una de validez casi “divina”,
cautivando a los oyente con la “fresca unción de Dios”.
Este de tipo de actividad
por ser considerada una más allá del texto bíblico se le conoce como una comunicación
extrabíblica. Sin embargo, a pesar de esta característica,
muchas comunidades de fe validan este fenómeno.
Además, que lo llamativo de esto es que provoca una sensación de lo
nuevo, es cautivante, sugestivo y sugiere que algo será “revelado” desde las
esferas sobrenaturales. La audiencia está tan ávida de escuchar algo que
resuelva su asunto inmediato, que al
darse este fenómeno lo reciben sin reservas ninguna. Sin embargo, estos eventos dejan más
interrogantes que certezas. Nos lleva a
cuestionar de manera contundente si deben ser creíbles, ya que por lo general algunos
se dan en privado y otros que se manifiestan en público no existe forma de poderlos
validar.
Las siguientes
preguntas nos dan una idea de cómo poder cuestionar objetivamente este fenómeno
que vemos en nuestras iglesias hoy en día.
- ¿Por qué este fenómeno se produce en un ambiente altamente emotivo?
- ¿Qué tipo de población es la más propensa a esta creencia o manifestación?
- ¿Por qué se expresa como real y evidente, sin una evidencia valida?
- ¿Necesita Dios este tipo de manifestación para revelar algo adicional, no expuesto en la biblia?
- ¿Por qué en la mayoría de las ocasiones son de índole circunstancial?
- ¿Por qué su mensaje no tiene una repercusión a verdades únicas universales?
- ¿Es esto superior a las Sagradas Escrituras?
- ¿Podrá ser esto objeto de manipulación mística?, ¿Es riesgosa?
Ahora, si le
preguntas a un creyente: ¿cuál es la fuente de fe y conducta?, es claro que dirá: la Escritura. Quizás la pregunta tiene una respuesta obvia,
pero lo que sucede es que en la práctica la acción no es obvia. Mucha gente caen cautivas, lloran y hasta
agradecen a Dios que les haya hablado, dándole validez al “Dios me dijo”, como
si fuera una verdad bíblica. Ante esto,
la gran pregunta que nos deberíamos hacer, y que de golpe nos pone en
perspectiva de análisis es: ¿es la Sagrada Escritura suficiente?
La suficiencia
absoluta de la Escritura se resume bien en la Confesión de Fe de Westminster:
1“Todo
el consejo de Dios tocante a lo necesario para su propia gloria y para la
salvación, la fe y la vida del ser humano, consta expresamente en la Escritura,
o de ella puede deducirse por buena y necesaria consecuencia. 6Jamás
se le deben añadir ni nuevas revelaciones del Espíritu, ni tradiciones humanas (Confesiones
1 y 6)
El protestantismo
histórico se basa en la convicción de que el canon bíblico está cerrado, todo
lo que Dios iba a decir ya lo dijo. Ninguna
“nueva” revelación es necesaria, porque la Escritura está completa y es
absolutamente suficiente. Se entiende que la verdad de Dios se ha revelado en
Cristo, incluyendo el canon del Nuevo Testamento, que es su última palabra
(Hebreos 1:1-2, cf. Judas 3, Apocalipsis 22:18-19). Además, que la Palabra escrita de Dios contiene
toda la revelación que necesitamos “para
que el hombre de Dios este enteramente preparado” (2 Timoteo 3:16-17). Sin olvidar que es la palabra profética más
segura. (2 Pedro 1:19)
Aquellos que buscan
mensajes frescos de Dios, en efecto han despreciado la absoluta certeza y la
suficiencia de la Palabra escrita de Dios. Y la han colocado en el lugar de su
propia imaginación caída y falible. Si
la iglesia no vuelve al principio de la Sola Scriptura, el único
avivamiento que veremos es un resurgimiento de la superstición y oscuridad que
caracterizó a la religión medieval.
Sin lugar a dudas,
siempre consideraremos la verdad bíblica como la fuente fidedigna de la
revelación divina. Cabe mencionar que la biblia no está para explicar los mitos
y misterios de la ciencia divina, sino para revelar la verdad de Dios. La biblia
es un libro de revelación, de donde se
hace la teología..
Ante todo lo
expuesto te preguntarás: ¿Significa esto que Dios ha dejado de hablar? Claro
que no, pero hoy habla a través de su Palabra.
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