Cuando observamos los grandes hombres de la historia nos percatamos que su grandeza o celebridad no estuvo basada en su estatus social, riqueza o lugar de origen. La gran mayoría debe su fama a los méritos que su vida tuvo y el impacto en la historia de la humanidad.   Hombres como Mandela en Sudáfrica, Gandhi en India, Lincoln en Estado Unidos, Bolívar en Suramérica y otros más, deben su fama a que estuvieron dispuestos a luchar y morir por una causa.  Su vida estaba llena de propósitos y visiones.


Las personas que viven por una causa por lo general no son bien vistas en el mundo, algunos le llaman radicales, subversivos, rebeldes y muchos más.  La verdad es,  que muchos de los cambios más trascendentales de la humanidad han surgido de este tipo de persona.  Ademas, estas personas se distinguen por ser inteligentes, por ver cosas donde nadie las ve, señalan y dirigen con corazón,  su vida se llena de mucho sentido y fuerza.   Son personas calculadoras, no son vagas, ni postergan las cosas para mañana, ya que comprenden que la oportunidad de hoy posiblemente no se repetirá.  Su lugar en la historia está asegurado por la pasión que demostraron por su causa.

Usted, que lee esto sabe que la sociedad de hoy ofrece muchos distractores que no nos permiten enfocarnos más allá de un trabajo, un sueldo, una casa y todo lo que conlleva una supuesta vida “normal”.  La mayoría de la gente carece de propósitos, viven postergando para mañana como si fueran dioses que controlan el tiempo y el espacio.  Están tan seguros de su “mañana” que su hoy no tiene razón,  ni visión futura.  Muchos creen que algún “día pasará algo”, sin darse cuenta que es una frase escapista de la responsabilidad que les toca.  Más aún, muchos aseguran estar en control de su vida ignorando que todo lo que los rodea los controlan como marionetas en las manos del titiritero, dejando pasar el valioso tiempo de poder hacer algo que le llene la vida.  Otros pierden el tiempo miserablemente en cosas que a veces no están en su control, y otros por la falta de carácter los mata el “ay bendito” de nuestra cultura, no quieren ofender a nadie,  olvidando asumir las posiciones que les corresponde.

La pregunta es, ¿Cuál es tu causa?...tus problemas, tu vida…tus casa…tu economía?  Aunque todas estas cosas tienen gran mérito y requieren nuestra atención, la realidad es que en ocasiones nos abruman tanto que nos quitan de perspectiva la suprema de las causas, EL EVANGELIO DE JESUCRISTO. 

"La valorización académica del sacrificio de Cristo no es muestra genuina de un verdadero arrepentimiento, esta debe ir acompañada de la práctica y el testimonio”

De nada vale decir que uno apoya una causa si no se envuelve en ella, el envolvimiento demuestra el compromiso sobre la misma, es la expresión genuina de una convicción del corazón expresada en actos, los cuales son testimonio al que rodea de una verdadera comprensión de la causa.  Aunque las obras no salvan al hombre, la realidad es que las mismas denotan que uno es salvado.  En otras palabras, vivir por una causa es el testimonio que algo paso en nosotros, que Dios vino a morar a nuestra vida y que su Espíritu nos impulsa a hablar de él en un mundo perdido por el pecado.  Esa es la causa, vivir para Cristo de la manera más genuina posible.   Si viviéramos la causa de Cristo, como defendemos nuestra razones, esto sería distinto,  si la defendiéramos como cuidamos el dinero que ganamos, si la tuviéramos en el lugar de nuestras grandes prioridades, creo que tu vida y la de los que te rodean sería mejor. 

La causa de Cristo debe transcender tu vida, tu iglesia, tu círculo cercano, esta causa es para todos y alternativa para los nuestros y el mundo.  Si Cristo es tu modelo, recuerda algo grande que dijo: “vine a salvar y buscar lo que se había perdido”, no importando la muerte, Cristo cumplió su meta,  con las palabras “Consumado es” decía, "cumplí mi causa, logré mi propósito". Lo hizo por tí, por mí y los miles que algún día darían el paso de fe.

¿Tienes bien definida tu causa, está tu corazón latiendo fuerte sabiendo que lo que necesita nuestra gente es a Cristo, de verdad te preocupa la idea que alguien pueda morir sin Cristo, o,  se te olvido que él dijo que volvería a la tierra y que este evento puede ser en cualquier momento, posiblemente ahora mismo en el que lees esto.  Te exhorto, pon manos a la obra, vive por una causa, pon propósito a tu vida y deja que el Espíritu de Dios te dirija…verás que ganarás un lugar prominente en el corazón de muchos y más aún, uno en el Reino de los Cielos.

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