Quizás el título te llamó la atención y pensarás que este artículo
está diseñado para rebatir la idea de la salvación individual. Bueno, no necesariamente, ya que como pastor
creo y he predicado abiertamente este tema y es claro que existe mucha
evidencia bíblica que lo sostiene.
Ahora, la pregunta que podemos formular es: ¿por qué la salvación individual
puede ser un concepto peligroso? Durante
este breve artículo trataremos de traer luz de cómo esto puede acontecer.
El concepto de Salvación Individual es uno que nace a partir del siglo
II. Surge por las interpretaciones que
los padres de la iglesia realizaron de los evangelios y de Pablo. Hago esta referencia, ya que, los primeros apóstoles
aunque expusieron puntos teologales extraordinarios, no llegaron a
comprensiones profundas que tenemos hoy. Ellos sólo predicaban al Cristo que habían visto
y que volvería brevemente.
Este concepto o la interpretación que se expone como verdad bíblica
de la salvación individual lo encontramos a través de todo el nuevo testamento,
citas como Juan 3:16; Jn. Cp. 14 y 15, Hebreos Cp. 3-5, Gal 2:8-9 y muchas más
dan evidencia del mismo. En adición, el
concepto es apoyado por la mayoría de la cristiandad y es altamente conocido. Entonces, ¿cuál es el problema?, simple, es
la actitud con la cual el creyente interpela la idea con su medio ambiente. Es sabido que muchos conceptos teológicos mal
interpretados y aplicados pueden llevar a conductas heréticas o malas prácticas
que adulteren el mensaje del evangelio. Es
por esto la importancia de su cuestionamiento y comprensión, para que a su vez nos
evite caer en conductas contrarias a la fe.
Sin embargo, este concepto encuentra su mayor exposición en las
iglesias de corte protestantes, aunque la
Iglesia Católica también lo sostiene, estos, no son en extremo enfáticos en eso, sino en el
efecto comunitario de la salvación. Las iglesias
protestantes predican a viva voz esta idea.
Sin embargo, el problema como
mencioné, no es la idea, sino las implicaciones del concepto una vez
recibido y administrado por cada individuo en su vida personal. Para llegar al punto que queremos, será saludable ver dos conceptos, que aunque
en cierta manera relacionados son completamente opuestos.
·
Individuo – (no divisible) en el caso de las ciencias sociales se le
adjudica este concepto a toda persona que tiene características particulares y únicas.
Deseo, voluntad, actitudes, formas de pensar que permiten su aprendizaje y definición
de la personalidad.
· Individualismo – es la actitud del individuo a separarse o aislarse de sus
comunes en momentos determinados o permanentes. Ejecutar su deseo a base de su criterio o
forma de pensar. Esto puede ser una
actitud del individuo o una comunidad de ellos.
Quizás, comprendiendo parcialmente estas definiciones podemos
visualizar el peligro del concepto sino se concientiza adecuadamente. La realidad que permea en muchas
denominaciones protestantes es que se enfatiza la salvación individual, olvidando el énfasis de la misma en la
totalidad del Cuerpo de Cristo. Podríamos
decir lo siguiente: “La Salvación es
individual, pero no individualista”. La
iglesia debe entender que existen muchos peligros cuando esto pasa, ya que cuando
un creyente asume, y posiblemente sin intención, una actitud individualista, rechaza el concepto comunitario al que fue
llamado.
Si bien es claro que la salvación es individual, esta no se aleja
del concepto comunitario, ya que, cuando
una persona recibe el mensaje de la Cruz, no viene a ser sólo un individuo con
fe, sino que es parte de una comunidad de Fe, la iglesia. La Iglesia es un conglomerado de personas
que tiene una misma Fe (Cristo), finalidad y acción, es imposible que una persona que haya conocido
la misma, crea que puede llevar un evangelio aislado y a su manera. Existen algunos indicadores que nos ilustran
los peligros cuando un creyente lleva el concepto de salvación individual a salvación
individualista:
- Es selectivo – no reconoce o sabe el significado en la práctica lo que le toca hacer en una comunidad de fe, y como entiende que es “salvado” terminará haciendo lo que a su entender es meritorio, lo demás será secundario o de menor valor.
- Cree que maneja su salvación – cuando el concepto es mal llevado, cree que puede controlar su salvación. Sólo llevará su vida a lo que entiende que “edifica”, desarrollando un criterio no necesariamente inclusivo y eclesial.
- No es habitual aceptar disciplina o consejo.
- Desarrolla cierto escepticismo.
- Su apoyo a las actividades de la iglesia estarán condicionadas. Al fin de todo dicen: “el no ir a un servicio o ayuda comunitaria no hará que pierda la salvación”. Esto lo lleva a secularizar la fe y matizarla como una actividad más, olvidando el valor salvífico para otros.
- Hace acepción de personas.
- Sus actitudes lucen antipáticas y excluyentes.
Cuando vemos al hombre / mujer a base de la perspectiva en la que
Dios los creo, podemos ver el ser individual
y el comunitario, es una moneda de dos
caras. Es por esto, que puedo afirmar
que el propósito de Dios persigue un fin en ambos y que el balance es meritorio
para tener una adecuada ejecución como creyentes en Cristo y como parte de una
comunidad de fe.
No obstante, creo que ya estamos más claros de los peligros del manejo
inadecuado del concepto de salvación individual, y hasta dónde puede llegar su
deformación. Sin embargo, deberíamos preguntarnos:
¿porque pasa esto?, y ¿qué lo alimenta? Son
varias las razones:
- Los discipulados de las iglesias forman inadecuadamente al recién convertido.
- La mayoría de los mensajes de la iglesia, son de corte modernista y enfatizan el logro individual y no del colectivo, la iglesia.
- Seminarios de motivación o líderes usando a Cristo como pretexto, enfatizan más el éxito que un individuo puede lograr, que el éxito de éste como iglesia. Mensajes de Prosperidad económica personal, entre otros.
- Leyes y Constituciones de los países enfatizan la defensa de los derechos del individuo. Los cuales en ocasiones no necesariamente son compatibles con el bien comunitario.
- La crianza, en distintos países se educa a los hijos a ser grandes profesionales, políticos o figuras públicas y no con valores sociales o comunitarios profundos.
Como podemos ver no sólo es la mala aplicación o manejo del
concepto de salvación individual, sino que nuestra sociedad está diseñada del
mismo modo, hacia el individuo. La
pregunta reflexiva sería: ¿Qué podemos hacer? Bueno, la Sagradas Escrituras son muy claras al
exponer que nuestras actitudes como iglesia no pueden ser como las del mundo, más
aún, el Apóstol Pablo aconseja a “no conformarnos con el mundo” Romanos 12:2. Nuestro modelo de acercarnos como creyentes,
iglesia y sociedad es espiritual y por el mismo es que sus componentes deben
obrar.
Aunque es cierto el efecto de la salvación en el individuo, no podemos
olvidar que nadie es salvado sin ser iglesia.
Cristo no dijo que venía a buscar a individuos, sino a una iglesia. Debemos cuidar nuestros enfoques colectivos y
comunitarios. Predicarlo y enseñarlo a
las nuevas generaciones de creyentes y alejarlos del gran mal que representa el
individualismo en el cuerpo de Cristo.
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