A través de nuestra era cristiana uno de los temas que ha cautivado a los teólogos y pensadores es la Salvación del hombre.  Como parte de esta discusión milenaria,  se ha tratado de ubicar cual es o son los procesos que se deben utilizar o fueron diseñados para que el hombre fuera salvado.  La discusión ha sido amplia y ha incluido a muchos sectores en el mundo cristiano, católicos en su origen y luego los protestantes.  

Para nuestra discusión, serán estos dos sectores los objetos de este estudio.  Sin embargo, no es la intención de este estudio señalar el correcto o incorrecto, sino ver de forma abierta ambas posiciones y compararlas.  Además, es meritorio exponer que ambas posturas parten de principios bíblicos muy sólidos y comprobables, para lo cual, es su responsabilidad realizar otras investigaciones que puedan traer luz adicional sobre el tema y llegar a sus conclusiones.


Gracia Divina

Uno de los temas centrales de la soteriología es la Gracia Divina.   Es la Gracia de Dios la que hace al hombre merecedor de la salvación, es la expresión de su amor por la humanidad y a la cual el hombre siempre estará expuesto a responder o rechazar. Ef. 2:8-9  Es necesario estipular que la Gracia de Dios no comienza con la encarnación o sacrificio de Jesucristo, sino que, desde los principios de la humanidad Dios ha reflejado activamente su gracia hacia el hombre, en lo creado y en la historia general de salvación. Así que, para despertar un poco de curiosidad nos podemos preguntar, si la gracia ha existido desde los orígenes de la humanidad,  ¿a que nos referimos cuando hablamos de la gracia del nuevo pacto?, ¿Cuál es la diferencia?

La Sagradas escrituras enseñan que la Gracia de Dios cubre a toda la humanidad, en Mt 5:45 dice: Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga sobre malos y buenos, y llueve sobre justos é injustos”.  El verso plantea de forma implícita,  que la naturaleza y sus beneficios son provistos para todos por igual, sean buenos o malos.  Así que, es por esto que a esta gracia le llamaré una Gracia Universal, es donde Dios lo sustenta todo y para todos.  De otra parte, cuando nos referimos a la Gracia del Nuevo Pacto entonces debemos apelar a la posición de Pablo, el cual refiere la Gracia como un don de Salvación para la humanidad. Ef 2:8-9  Así que, una Gracia es el cuidado y estatuto universal para todas las creaturas y la otra es el don que nos lleva según el apóstol Pablo a la Salvación por Jesucristo.  Como dato interesante, no podemos olvidar que también las Sagradas Escrituras en el nuevo testamento se refiere a la gracia como una “multiforme”. 1 Pedro 4:10

Perspectivas Teológicas

Iglesia Católica –  parte su mensaje a la luz de los evangelios y los dichos de Jesus, cree firmemente en los elementos de FE y Gracia para la salvación, pero también añaden las obras (no como pre-requisito, sino como conducto que afecta el destino final) basándose en el libro de Santiago y las posturas de Cristo en relación al prójimo estipuladas en los evangelios. Mateo 25:35-42, Lucas 6:36, Mt. 19:19

Iglesia Protestante – parte su mensaje desde la perspectiva de los escritos de Pablo.  Sostienen que la salvación es solo por la Fe y Gracia, las obras son solo el resultado de esa relación establecida después de la conversión y en ocasiones no es necesaria o no afecta el destino final.  Rom. 2:13; 3:24; 5:9, 1 Cor 6:11, Gal 3:24

Ante estas perspectivas debemos ver que ninguna de las dos coloca ningún pre-requisito para que una persona pueda acercarse a Jesús.  Ambas creen en la gracia y que fue la acción de Dios la primera gestión de la comunicación entre ambos.  No obstante, la filosofía protestante considera que una vez la persona haya recibido a Cristo en su corazón, por el acto de fe (no es la mera fe, sino una viva), esta es merecedora de la Vida Eterna, en la mayoría de los protestantes esto se considera un acontecer inmediato.  En cambio, la filosofía católica sostiene que tanto el elemento de fe y las obras son necesarias para la Vida Eterna.  Son los católicos los que ponen este énfasis, más aun, entienden que a Cristo se viene sin requisitos algunos, pero que para el destino final, si existen requisitos, las obras, las cuales son evidencia de fe y madurez cristiana.  Para esta postura deberíamos ver los que dice Mateo 25:33-46; en esta porción bíblica claramente Cristo condiciona la entrada al reino eterno a las obras que se realizan, más aun, lo cataloga como oveja separado a derecha de Dios.  Esta postura se asemeja mucho a la del Apóstol Santiago, pero eventualmente contracta con Pablo y siglos después tendrá su encuentro con Lutero.

Martin Lutero y las Obras (Epístola de Santiago)

Martin Lutero critico fuertemente los escritos del Apóstol Santiago,  ya que, la postura del apóstol sostenía que las obras eran un factor determinante en la salvación del hombre, lo cual Lutero estaba condenando por el momento histórico que vivía en relación a la Iglesia Católica.  Esta postura de Lutero dejo entrever cierta discrepancia entre Pablo y Santiago, ya que la postura del último colocaba al Nuevo Pacto dos condiciones equivalentes para la salvación, fe y obras. Stgo 2:26  Esto contrasta fuertemente con las sola gratia, la sola fide que profesarán los protestantes, como también con el dogma de la justificación solo por la fe.

El propio Lutero reconoce su posición al respecto en el prólogo del Nuevo Testamento de su Biblia de Septiembre: “Hay que distinguir entre libros y libros. Los mejores son el evangelio de S. Juan y las epístolas de S. Pablo, especialmente la de los Romanos, los Gálatas y los Efesios, y la 1ª epístola de S. Pedro, estos son los libros que te manifiestan a Cristo y te enseñan todo lo que necesitas para la salvación; aunque no conozcas ningún otro libro. La epístola de Santiago, delante de éstas, no es más que paja, pues no presenta ningún carácter evangélico” Prólogo del Nuevo Testamento de 1546 (Bibel VI, 10)

Los Pactos

Al momento de considerar el asunto de la salvación, es bueno ver un panorama de cómo ha sido la relación de Dios con el hombre a través de los pactos que realizó con él.  No obstante, es bueno ver que no solo es el pacto es si mismo, sino que algunos tenían o no condiciones previas para su cumplimiento,  veamos la siguiente tabla:

  



Requerimientos de los pactos

Pacto con Abraham

Como pudimos ver en la gráfica anterior, estos pactos sufrieron cambios de acuerdo a su momento histórico, no obstante, es claro que en los tiempos de Abraham, no hubo pre-requisitos para que Dios estableciera un pacto con él y le diera la tierra de Canaán.  Solo la acción unilateral de Dios es la que se ve expresada aquí.  Es el amor de Dios por un pueblo que va a escoger. Gen 13:14

Pacto del Sinaí (Viejo Pacto, Pacto de la Ley o Pacto de Moises)

Se le conoce así por el lugar donde tuvo su origen, después de tres meses de que el pueblo de Israel saliera de Egipto, el pueblo se reúne en el desierto y Dios se le revela allí, dándole y estableciendo el Pacto con su pueblo y los mandamientos (decálogo).  Este pacto estuvo condicionado a la obediencia del pueblo hacia Yahveh (Éxodo 20). (Ver llamado de Josué y la condiciones puestas para seguir a Jehová, Josué 25:15)

El Pacto en Cristo (Nuevo Pacto)

La revelación de un nuevo pacto viene a discusión por primera vez en los escritos de las epístolas de Pablo. Es éste que matiza la idea de que en Cristo se establece un nuevo pacto que invalida el anterior.  No obstante, lo que Pablo expresa del viejo pacto es que los “rudimentos de la ley” han sido abolidos, en otras palabras, todos los procesos litúrgicos, sacrificios, ceremonias, etc. (Gal 4:9-10)  Ahora, la iglesia en general ha establecido que la parte moral de la ley no fue abolida, los mandamientos y todo lo relacionado a la moral humana fue validada por Cristo y ha estado vigente en la vida de la iglesia hasta el día de hoy. (No matarás, no codiciarás, etc.)

En un estudio del pasaje bíblico veremos que hay suficiente evidencia bíblica para sostener que los creyentes en Cristo hemos sido liberados de la ley mosaica. (Romanos 3:21-23; 4:5; 5:13; 10:4; 2 Corintios 3:3,6-18; Gálatas 2:19; 3:1-5; 4:8-11; 5:1,3,18; Filipenses 3:1-11; Hebreos 7:11-28; 8:4-6,13; 9:8; 10:1-18; Santiago 2:8-10)

Fe y Obras

Esta claro que para venir a Cristo no existen requisitos algunos, pero el cuestionamiento es ¿y después qué?, ¿somos salvos y ya no hay que hacer nada mas o es necesarias las obras?  Ese aparente debate nos trae a considerar si los pactos vistos en la tabla anterior presentan alguna condición para ir a las moradas celestiales.

En la gráfica a continuación veremos que el nuevo reglón que llamaremos condicionado encontrará cómo cada pacto obtiene un estatus de requerimientos o no de ellos.




 Viendo la tabla anterior no preguntamos; ¿Por qué aparece el nuevo pacto que es condicionado y a la vez no lo es?   Veamos lo siguiente:
·         Seria no condicionado para recibir Cristo, ya que Cristo no exige ningún pre-requisito para que una persona sea salvada.  Esta es la posición de Pablo en Efesios 2:8-9.  No fue por obras previas, sino que la gracia te alcanzo por su misericordia.
·         Seria condicionado para entrar a la morada eterna, la nueva vida en Cristo, nos haría promotor de buenas obras, las mismas distintivas de la fe que se profesa.  Esta es la postura de Santiago en 2:14.

Este tipo de razonamiento aunque es Católico, no deja de asombrarnos y cuestionar un poco la postura protestante de una salvación inmediata e inminente por la sola Fe, aunque no existan obras.  En adición, la postura de obras como punto de la justificación final no es algo nuevo, Cristo hablo de esto en Mateo 25:31.  Ver. Efesios 2:10; Santiago 1:27;  Gálatas 5:22; 1 cor 13:13

Para muchos este desacuerdo entre estos Apóstoles no es tal,  la interpretación a que la iglesia protestante ha llegado es la combinación de ambas.  El creyente, como evidencia de su fe debe demostrarlo con sus obras, o mejor dicho estas serán el fruto de la vida de Cristo en él.   Pero aun así, permanece la idea que no determinan o son requisito indispensable para alcanzar el Reino de los Cielos.

Como hemos podido ver ambas posturas están muy bien documentadas en las Escrituras. Los Católicos podrán énfasis en la obras como eventual requisito para llegar al cielo, y por otro lado, los protestantes solo se aferraran a la Fe como elemento de la total Salvación. Usted juzgue y haga su análisis.

En una reflexión final debemos comprender que no importando la postura que queramos asumir con respeto a la Salvación, tener la gracia de Dios, su enseñanza y teología y no ser expresada en obras que denoten la vida de Cristo en nosotros,  sería un acto egoísta y mezquino, le negaríamos a otros la oportunidad de conocer el amor de Dios y la oportunidad real de adquirir la vida eterna.  Nuestra creencia entraría en cuestionamientos y pondríamos entredicho la Fe

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